Muchas veces
adquirimos objetos artísticos impulsados por el cliché del objeto en vez de que
motivos más nobles nos guíen en la compra de los objetos como por ejemplo el apoyo a un artista o por
el amor que nos causa tener arte en nuestras pertenencias o el placer estético...etc...
Quizás se confunda esta clase de consumismo con su hermano bastardo llamado
consumismo capitalista, de cierta forma ambos tienen el mismo fin: nuestro
dinero, aparte de que adquirimos el objeto para acumularlo en nuestras casas,
pero, la gran diferencia al final entre el consumismo capitalista versus
consumismo cultural es que el primero nos da placer efímero y el segundo nos da
placer transcendental.
Otras veces
las personas no saben lo que están comprando o simplemente no le toman la atención
necesaria (por eso compran por comprar, amor a lo efímero), por ejemplo, un
simple popí en una pulpería para alguien podría ser banal, quizás no sepa que
el arte posee extrañas manifestaciones más cuando un Salvador Dalí por diversión
diseña el logo de ese popí, o el señor que vi hoy en la avenida central llevando
una camiseta que posiblemente vio bonita desconoce que lleva el rostro andrógino de Klaus Nomi, o el chaval amante de Therion
no le preste atención al arte del disco que es nada más y nada menos que oleos
del maestro Saturno Buttó …
pues amigos, el arte hay que apreciarlo y para
poder hacerlo bien hay que abrir bien los ojos y estar dispuesto a aprender día
a día cosas nuevas aparte de tener esa curiosidad tan necesaria para un buen
aprendizaje
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