Aquí estoy
como un genio encerrado en su lámpara mágica,
o como una
carta en una botella en el medio del océano.
En mi cubo
de madera y metal se oye una balacera
de gotas
que golpea sin piedad las latas de zinc de mi rancho.
Parece que
Dios volvió a sus caprichos de juventud y está enviando
un segundo diluvio
universal, esta vez yo seré un Noé más práctico.
Nada de
traerme unos apestosos animales ni a mi doña
Prefiero comer
mierda solo
Olvidar mi
occidentalismo y ser más nórdico
(Ósea, jugármela
como un vikingo).
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