Once de la noche,
pase todo el día con ganas de escribir ,ahora que tengo el tiempo y el
espacio las ideas se han desvanecido, bueno, no tanto las ideas sino las ganas,
quizás ese es mi estado mental o emocional por el que estoy pasando… a veces me
persigo como el rezagado de la carrera o aquel que llega tarde al teatro cuando ya todos están saliendo de la
función, hay muchas cosas que en lo personal se que no funcionan simplemente
por mi personalidad poco adaptable (será reacia a la complacencia?) a los demás
lo cual me lleva a no tener los resultados que uno desea tener, pero bueno,
esta vida es la más imperfecta que puede haber … pero lo que importa es que, a
pesar de todo, te has mantenido fiel a tu propia filosofía de vida en estos
mares tan extraños y caóticos, creo que todos somos marineros solitarios que exploramos
los misterios, peligros y alegrías que nos trae las aguas cada vez que pasamos
por los siete mares.
Otras veces
me veo como un caminante por dirige su peregrinar en un sendero que se
transfigura como dos piernas de mujer el cual se dirige al infinito, muchas
veces (muy pocas en otras) sale formas humanoides de los ladrillos como si fueran espejismos de personas que me
miran fijamente y marchan a la misma dirección que yo, en ocasiones esas
apariciones duran días, semanas o meses pero al final cuando me percato …me
encuentro solo pero no en el camino sino en un mar de arena, el sol es un ojo
sangrante el cual brota una gota de sangre, mi rostro se refleja en la gota que
cae a la arena, cuando impacta el suelo un remolino proveniente de lo mas hondo
de la tierra amenaza por tragarse toda la arena del lugar, lucho frenéticamente
hasta que me veo a los pies del abismo , en esos momentos es cuando todo se
vuelve silencio y … despierto, al final sigo solo, sin encontrar a ese otro que
será mi acompañante, cuando creo haberlo encontrado pasa todo lo que
anteriormente relate, quizás cuando encuentre a mi gala ella me dará la mano
para no caer y así estaré en el sueño mientras me rio de la fría realidad.
Salvador Dalí "los deseos insatisfechos" 1928
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